viernes, 10 de enero de 2014

otros idiomas

Llega la sangre, atolondrada. La sangre no piensa, no tiene ideología ni conciencia. Se agolpa aquí o allá siguiendo alguna sorda llamada, ¿primitiva? La siento correr como si no fuera mi sangre, como si no tuviera nada que ver conmigo, como si fuera parte de otro sistema al que me conecto de manera violenta y súbita. Un cuerpo paralelo que presta sus oídos a dioses y demonios.

Hay otros idiomas, que no escuchamos pero entendemos. Simples e imposibles idiomas, hechos de palabras que son cosas y voces que son sangre. La verdad solo visita nuestra lengua desde lejos, alguna vez.

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