Hablamos en las generalidades. Nos escondemos en primera persona,
tímidos, pero nos desplegamos como un mapa complejo y vasto en las
generalidades que nos urge compartir. Acá estamos, promediados en una
suma de seres que es a su vez una suma de seres que no sé que será.
Replicamos nuestras interioridades y nos confesamos promedio, gris
mescolanza que elige ignorar nuestros colores. A veces las pasiones nos
desintegran un rato: las odiamos. El amor es un golpe de estado que
cuestiona a nuestros generales. El miedo de uno es el miedo de todos y
recordamos lo peor: quizás no seamos.
Entonces elegimos otra vez esta quietud. Integrados somos menos pero más tranquilos. Opacos pero protegidos en todos.
Cuando decimos lo que el hombre es no hablamos de nadie. Todos los plurales son mentiras.
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