viernes, 10 de enero de 2014

el mundo masaje

un mundo lleno de masajes y de belleza

reiki y su curiosa foma de hacer los cursos de reiki

shiatshu o  la acupuntura desde japon


tecnicas milenarias masoterapia   homeopatia  litoterapia


y el culto al cuerpo con la  lipoescultura

la forma de las ideas

Pienso en la forma de las historias. Esas, de geometría sintética y codificada. Se que es esta historia, se como empieza y termina. Calculo los picos y las caídas, las navego como lagos de artificio y la historia empieza y termina en su silencioso e implacable perímetro. Simple lógica agitando apenas nuestras sangre.

Luego algunas historias son como piedras maravilla que el tiempo recorta. Nos golpean dulcemente en el cuerpo: son magia. Historias únicas, recortadas como diamantes. Caras incontables, luz en la profundidad, reflejos de viento. El tiempo las regala sin abusos.

Los diamantes si se pagan, se pagan con el cuerpo.

otros idiomas

Llega la sangre, atolondrada. La sangre no piensa, no tiene ideología ni conciencia. Se agolpa aquí o allá siguiendo alguna sorda llamada, ¿primitiva? La siento correr como si no fuera mi sangre, como si no tuviera nada que ver conmigo, como si fuera parte de otro sistema al que me conecto de manera violenta y súbita. Un cuerpo paralelo que presta sus oídos a dioses y demonios.

Hay otros idiomas, que no escuchamos pero entendemos. Simples e imposibles idiomas, hechos de palabras que son cosas y voces que son sangre. La verdad solo visita nuestra lengua desde lejos, alguna vez.

nadie

Hablamos en las generalidades. Nos escondemos en primera persona, tímidos, pero nos desplegamos como un mapa complejo y vasto en las generalidades que nos urge compartir. Acá estamos, promediados en una suma de seres que es a su vez una suma de seres que no sé que será. Replicamos nuestras interioridades y nos confesamos promedio, gris mescolanza que elige ignorar nuestros colores. A veces las pasiones nos desintegran un rato: las odiamos. El amor es un golpe de estado que cuestiona a nuestros generales. El miedo de uno es el miedo de todos y recordamos lo peor: quizás no seamos.

Entonces elegimos otra vez esta quietud. Integrados somos menos pero más tranquilos. Opacos pero protegidos en todos.

Cuando decimos lo que el hombre es no hablamos de nadie. Todos los plurales son mentiras.

agua


El agua caliente y el agua fria se agita y el polvo y las arenas nos tiñen en nubes. La superficie es compleja y devuelve lo mismo pero en otras proporciones. Desleales reflejos se dispersan: nos descomponemos. Somos aún estos fragmentos, nos reconozco en instantes.

El amor es esta locura, una piedra en el agua que nos deshace el tiempo. Un tiempo en el que no logramos vernos y somos para nosotros mismos un recuerdo.

Estoy aquí, en este desacuerdo. No sé si soy más cierto en la quietud o en la locura, breve. No sé si soy distinto. Estoy aquí, no sé bien cuando.

petit bang


Desde algún momento hasta el final, exploto. Somos big bangs, mini bangs, expandiéndonos hasta el día  desconocido en que nos contraemos y nos devoramos el espacio. Nuestros muertos son agujeros negros., y la memoria devuelve imágenes que ya no están ahí.

El universo, como nosotros, se expande emocionado. Vivir es asi.

viaje

Viajando rápido tengo la sensación de que no viajo: la tierra cambia a mi alrededor. Con una cierta sorpresa veo como una ciudad me rodea, extraña. Su contundencia es incuestionable pero no alcanza; la siento mentira. De esta escenografía que ocupa mis ojos desconfío; las calles que no recorro probablemente no existan.

Imagino que podría ser yo quien la proyecta, magnífica e inabarcable. Me enternezco en pensar que me invento ciudades, llenas de rostros, sabores y acentos. Mi cuerpo sigue acostado en alguna cama de mi niñez con los ojos en el tiempo.

relatividad


La relatividad es un poco cansadora. Tanto rumiarla me acerca compasivamente al fanatismo, intentando huir de la incertidumbre masiva y el hastío. Lo atractivo de las certezas es que otorgan enemigos y guerras que nos abrigan en la noche. No elegimos ser creyentes o incrédulos; todo nos es dado, por un tiempo. Buscamos algún sentido que mantenga las velas encendidas. Fiestas, dioses, amores, pasiones, libros.

La relatividad es agotadora. El único consuelo, quizás: es infinita. La inexistencia, como una llamarada, arde en innumerables dibujos.